La tradición nació en los pueblos escandinavos y se consolidó como una costumbre mundial.
Los primeros árboles de Navidad se decoraban con velas. Esta costumbre nació de las creencias germánicas y escandinavas, antes de ser adoptada por el cristianismo.
Los habitantes de estas regiones europeas celebraban cada 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad, adornando un árbol.
Pero en siglo VIII, San Bonifacio reemplazó el árbol nórdico por un pino, que simbolizaba el amor y la pureza, con el fin de adorar a Dios y no a los dioses paganos.
La tradición migró a Estados Unidos en el mismo tiempo que Thomas Edison creó la primera bombilla eléctrica. Y en 1982, el socio de Edison adorno su árbol de navidad con 80 luces de diferentes colores.
En los años 50 llegó a Latinoamérica y a finales de los 60 a Colombia, donde en Medellín, en 1967 se llenó de luz por cuenta de EPM, que cada año engalana la ciudad con un despliegue de creatividad.